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Liam Gallagher en Argentina: Forever «Rock ‘n’ Roll Star»

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La pandemia parece algo cada vez más lejano en el tiempo. Se ven pocos barbijos y la gente abarrotada sin preocupaciones. Todo eso acompaña el aumento de los eventos masivos. ¡Bienvenido sea la “recuperación de la normalidad”! ¡Bienvenidos sean los recitales!

Junto con Piro, asistimos al recital de Liam Gallagher en el Movistar Arena, un lugar que se está transformando en una moda a la hora de celebrar conciertos en Buenos Aires. Y debo decir que es un estadio realmente muy bueno para aprovechar este tipo de eventos.

Respecto de Liam, hay que decirlo, para nosotros se trata de revivir nuestros años en los que escuchábamos Oasis como una de nuestras primeras bandas predilectas. Y para mucho del público allí presente también.

Como los viejos chotos que ahora somos recurrimos a la comodidad de la platea, en lugar de la vorágine exacerbante del campo que habremos disfrutado en otros años. Y debo decir que las caripelas que nos rodeaban, que pertenecen a nuestra generación, parecían hacer tenido la misma idea. Treintañeros y cuarentenos que en los noventa y principios del 2000 habrán disfrutado de Oasis, ahora asistieron para ver al menor de los Gallagher, sabiendo que en su repertorio iba a interpretar clásicos de Oasis (sin importarnos tanto su carrera solista).

Minutos previos se escuchaba “I Am The Resurrection” de los Stone Roses, poniendo a tono al público, hasta que Liam, como un relojito inglés, saldría al escenario a las 21hs. “Fuckin’ in the Bushes” anunciaría su entrada hasta que comenzaría a interpretar “Morning Glory” para despertar el revuelo incluso en las gradas, donde se veía gente parada saltando y agitando. Lo continuaría “Rock ‘n’ Roll Star” dando un tremendo shock de adrenalina. Y si de estrella de rock hablamos, Liam interpretó las canciones con su voz bastante intacta, o por lo menos, no tan arruinada como en otras presentaciones en Buenos Aires. Por otro lado, pese a tener 50 años, uno espera que haya madurado como persona, pero no parecía el caso. Con su verborragia habitual y con un inglés inentendible, Liam tenía la misma pose de Frontman rockero como si los años no hubieran pasado. Como diría Piro: “es la antítesis de Chris Martin”.

En su Setlist empezarían a aparecer temas de su carrera en solitario como “Wall of Glass” y “Everything’s Electric”. Hasta que reaparecerían las canciones de Oasis, en una selección poco habitual, como el clásico de Be Here Now “Stand By Me”, la agradable balada de Standing “Roll It Over” y uno de los mejores temas de Definetly Maybe, la intensa “Slide Away”.

Promediando el show, Beady Eye diría presente con “Soul Love”, para luego darle pie a más temas de Liam: “More Power”, “Diamond in the Dark”, “The River” y “Once”. Pasada esa seguidilla, comenzaría a preparar su despedida con clásicos de Oasis que marcaron el Brit Pop de los noventa, tal es el caso de “Some Might Say” y “Cigarettes & Alcohol”, hasta que finalmente llegaría la balada insignia y más rutilante de Oasis, la esperada “Wonderwall”, como “mentiroso” cierre del espectáculo.

Minutos más tarde, con la fiebre mundialista subida ya a la cabeza en los espectadores, que cantaban a favor de Lio Messi y la selección, Liam retornaría para el encore. Primero dedicaría la eterna “Live Forever” a Diego Maradona para después hacer el cierre definitivo con la majestuosa “Champagne Supernova”.

El público presente se quedaría con las ganas de más, pidiendo por “Supersonic”, pero eso era todo. Una hora y media de espectáculo, en el que Liam demostró tener ganas de seguir cantando y todavía tiene voz para hacerlo.  ¿Se cumplirá en algún momento el retorno de Oasis? Por ahora parece muy lejana la posibilidad. Habrá que seguir asistiendo a los shows de los Gallagher por separado.

Persy

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Power Up en el Teatro Coliseo: El poder nostálgico del anime

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Una de las cosas que nos quitó la anormalidad de la pandemia, fue la posibilidad de asistir a espectáculos como recitales, especialmente en lugares cerrados. En mi caso, durante el 2020 compré una entrada para ver a “Power up”, una banda que nació en el 2012 (llamativamente como teloneros de Damas Gratis) haciendo interpretaciones de temas de video juegos. Su repertorio con el tiempo fue creciendo en su espectro de temas y en sus seguidores, por eso prometían hacer una interpretación de las “12 Casas” de los Caballeros del Zodiaco. Aunque, como ya sabemos, el Covid hizo de las suyas y el evento se postergó hasta el pasado viernes 24/09/2021. Pero redoblaron la apuesta, porque no solo repasaron la música de Saint Seiya, sino también Openings y Endings de Animes muy populares en Argentina.

Al evento me acompañó mi amigo Barba, un aficionado del animé como yo. En la previa pudimos ver una acumulación de público otaku, en donde resaltaban algunos con la campera de Goku, otros que aprovecharon para llevar su atuendo Cosplay (como Athena que presenció el show en primera fila) e incluso algún personaje que llevaba en su espalda el cajón de una armadura dorada como un repartidor de Pedidos Ya. El rango etario rondaba de entre los 25 y 40 años. Aunque también había algunos retoños de 10 años que acompañaban a sus padres para que disfruten el show, en lugar de ser los padres quienes llevaban a sus hijos.

El show de Power Up comenzó con la música de las 12 Casas, en donde de entrada demostraron que no eran una simple banda de nerds que hacen covers, sino que era una Orquesta completa que interpretaban con mucho profesionalismo y precisión cada fragmento instrumental de los Caballeros del Zodiaco. Un momento mágico que transportaba al público a su infancia/adolescencia en donde disfrutábamos de los épicos enfrentamientos de Seiya y sus amigos contra los Caballeros dorados. Y para cerrar este segmento algunos de los Openings más recordados de esta serie, como la inmortal “Pegasus Fantasy”.

La segunda parte del show comenzó con clásicos del anime para el deleite del público Otaku, interpretando Openings de Naruto, Attack on Titan, Dragon Ball, Sailor Moon, Pokemon, Digimon, Evangelion, entre otros (que honestamente no reconocí). De esta secuencia hay que resaltar la interpretación de sus vocalistas, que tenían un tono de voz muy apropiado para cantarlas ya sea en japones o español latino.

En la tercera parte del recital, Mariano Power, el director de la orquesta, saxofonista y fundador de Power Up, con su humor (que transmitió a lo largo de todo el recital) contaría un poco la historia del proyecto para dar pie a su muy buena reversión de clásicos de video juegos como Super Mario, Final Fantasy y las Tortugas Ninjas.

Como cierre, como no podía ser de otra forma, Power Up interpretaría lo mejor del repertorio de Dragon Ball Z, terminando con “Chala Head Chala”, un himno insignia de esa generación de animes, que invitaba a todo el público a cantarlo con euforia.

Para ser la primera vez que veo a Power Up fue un espectáculo excelente, no solo por la impecable interpretación de sus integrantes, sino también por la carga emotiva y nostálgica que tienen sus canciones. Fue una nerdeada hermosa.

Persy

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Noel Gallagher’s High Flying Birds – Estadio Luna Park (04/11/2018)

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Por tercer año consecutivo Noel Gallagher volvió a presentarse en los escenarios argentinos; primero en la Ciudad de Rosario y al día siguiente en el legendario Estadio Luna Park, aquel templo porteño que justamente hace dos décadas había recibido al vocalista en la primera incursión de Oasis en la Argentina cuando la banda se encontraba de gira presentando su tercer disco Be Here Now y miraba toda la escena desde la cúspide mundial.

Hoy ese mismo Estadio encontró a un Noel mucho más maduro y en una faceta más experimental, tal como muestra su también tercer disco con The High Flying Birds, Who Built the Moon, lanzado en 2017.

A las 21 hs al ritmo de «Fort Knox» Gallagher salió a escena acompañado de sus músicos, que decidieron seguir el orden exacto de los primeros cuatro temas del material a presentar, con “Holy Mountain”, “Keep on Reaching” y “It’s a Beatiful World”. Luego “In the Heat of the Moment” sonó el primer tema de Chasing Yesterday, mientras que la genial “If I Had a Gun” y la estridente “Dream On” recordaban el muy buen álbum debut del nuevo proyecto de Noel.

Fue recién en el octavo tema que se escucharon los primeros acordes de Oasis con la maravillosa “Little By Little” que sonó al unísono entre todos los seguidores que se habían acercado a ver a su ídolo y que anhelaban el trunco retorno del grupo y que Noel enfatiza en desestimar en cada oportunidad, como cuando después de brindar una fabulosa versión íntima de “Supersonic” al pedido del público de entonar “Live Forever”, el cantante los dejó cantando parte del himno que catapultó a Oasis al estrellato.

“The Man Who Built the Moon”(el regalo que Noel eligió tocar para agradecer el afecto del público argentino), “Dead in the Water”, “Be Careful What You Wish For” y “She Taught Me How to Fly” completaban en gran medida casi todo el repertorio que Gallagher y los suyos venían a presentar, aunque los clásicos de la etapa en Oasis como “Whatever”, “Wonderwall” y el lado B “Half the World Away” fueron de las más coreadas por la gente. Antes de los bises “AKA…What a Life!” ya sonaba como un nuevo clásico y daba paso a las últimas piezas de un espectáculo muy prolijo y agradable.

“The Right Stuff”, a cargo de la vocalista Audrey YSEÉ Gbaguidi y que lo tuvo a Noel momentáneamente en segundo plano, cerró el repertorio de Who Built the Moon? y dio paso a una inesperada versión en guitarra acústica de «Go Let It Out», que tuvo a Gem Archer luciéndose en los riffs. Siguieron la infaltable “Don’t Look Back in Anger” y en el cierre, y a modo de concluir esta etapa experimental en su carrera, Gallagher tomó sus influencias más primarias y nos despidió hasta la próxima al ritmo de “All You Need Is Love”, dando por concluido un gran espectáculo, desde lo musical como desde lo emotivo.

Piro

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Sin Final: Una banda under que cumple

Cuando la calidad del sonido del escenario no se caracteriza por ser la mejor, hay que saber tocar muy bien para que no resulte cacofónico para el público. Sobre todo si antes de tu banda tocó una que más o menos, a duras penas, se tiraba algunas que otras buenas frases musicales. Pero no mucho más que un par de acordes con formas monótonas en los cuatro o cinco temas que sonaron. Sin Final logró purificar esos viejos y empolvados parlantes con una impronta propia para llevarse todos los aplausos del festival. Porque cuando hay ensayo se nota y aún más cuando los músicos saben de lo que se trata. Más aún cuando es gente que tiene sapada encima y que logran, entre sus miembros, captar mutuamente la idea de cada uno, que se entienden como si fuera un equipo de fútbol.

Sería difícil encajar esta banda con algún género pero tiene una marcada inspiración en famosas bandas como Iron Maiden. Una suerte de post-rock, rock metal, post-punk a mi parecer, aunque, para ser más específicos, ellos se definen como metal fusión progresivo. Pero bueno, lo decía Spinetta,  cada cual haga la música que le guste sin necesidad de encajarla en una etiqueta predeterminada. Una chunga combinación de estilos que da su fruto con buenos cambios en el tiempo. La banda cuenta con seis integrantes; 2 guitarras (“El Chino” Ogura y Martín Nocito), 1 bajo (Tebo Penovi), 1 cantante (Andrés Recchia) y 1 baterista (Nicolás Diebra).

El baterista siempre es clave para que una banda se exprese como desea. Sin Final no tiene excepción en esta regla pues todo lo propuesto en el escenario estuvo muy bien conseguido. En este caso, manejaba muy bien el tempo, por lo que la banda podía hacer puentes que quedaban bien (algunos con silencios en el medio) para unir las distintas partes que tenían las composiciones. El primer tema arrancó con mucha energía, coordinando muy bien las escalas entre las guitarras.

En general, la técnica lograda mediante la práctica y la perseverancia de esta gente ayudó mucho. ¿Por qué? ¿Cómo te das cuenta de eso? Por la versatilidad de las melodías. Se puede notar que cualquier escala no va con cualquier escala y esto remite a la prueba de que los integrantes de Sin Final saben perfectamente lo que están haciendo. Además, el registro del cantante, Andrés Recchia, hace que se acople con los diversos tonos por los que se mueven los temas. Los dos guitarristas van turnándose casi espontáneamente los acompañamientos y los solos con silencios que retoman el riff característico de cada canción. Asimismo, el uso de las pedaleras es mesurado y en el momento justo.

El guitarrista apodado “El Chino”, merece un párrafo aparte. Charlando con algunos de los integrantes, me lo habían advertido; “este tipo es un animal”. La verdad, se notó demasiado. Excesivamente. Un tipo que toca cinco horas por día hace que no tenga ningún tipo de sentido lo bueno que es cuando se sube a un escenario. Para él, las cuerdas parecían de manteca.

En fin, una gran banda under. Cuando hay esfuerzo, dedicación y, por sobre todo, amor por lo que uno hace, las cosas salen bien. No fue menos de lo que esperaba, ya sabía que eran muy buenos músicos. Y si los vas a saludar y te quedás charlando, están con la mejor onda, hasta capaz te terminás tomando una birra cerrando el festival a todo rock.

Wilcrak Badios

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Festival Mariposas de Madera

Una vieja frase española de la obra Don Juan Tenori dice: “Los muertos que vos matáis gozan de buena salud». Y estas palabras encajan perfecto con el Festival Mariposas de Madera, que pese a algunos problemas de sonido en algunos tramos y falta de organización con quien subía y bajaba el telón (aunque a veces parecía que jugaba con él, en complicidad con Gustavo Lutheral, quien condujo en forma fabulosa el evento).

Organizado por Miguel Grinberg, periodista de la primera hora de nuestro Rock, ecologista, poeta, Doctor en fisosofia de la vida y de la calle, entre tantos títulos que le podemos dar, quienes asistimos pudimos ver verdaderas leyendas del rock argento romperla en un escenario como aquellas viejas épocas.

Quien escribe a sus 46 años jamás imagino que podía ver a Edelmiro Molinari cantando “Mestizo” de Almendra con solo una guitarra. Anteriormente Marcela Romero cantó una estrofa de “Mariposas de Madera” y la siguió Miguel Abuelo en una pantalla que para mi gusto era demasiado chica). Luego apareció Rinado Rafanelli haciendo temas de Polifemo, Bocon Franccino haciendo temas de Engranaje (banda que supo formar con “el Carpo” Napolitano) y Miguel Zabaleta homenajeando al Flaco con “El Anillo del Capitan Beto”.

Más adelante, Aníbal Forcada y “la dama blanca del blues” Claudia Puyo volvieron a reeditar el Dúo Ana Gris como cuando eran novios haciendo el Blues de los plomos. Claudia rindió tributo a Miguel Abuelo con “Himno de mi Corazón” y a Luca con “Heroína” dentro de la misma canciòn. Mientras Aníbal se dio el lujo de cantar a dúo con Miguel Ángel Erausquin, quien mandó un video «En el hospicio» de Pastoral. Lo mismo hizo Jorge Durietz con Miguel Cantilo pero no con la misma suerte en el sonido.

Ricardo Soule, pese a su afonía, cantó con la gente sus temas “Ritmo y Blues con Armónica” y el clásico “Presente”. Hubo un momento muy emotivo con Marcela Romero cantando “Amor de primavera”, mientras desfilaban por la pantalla los músicos que se fueron de gira definitivamente.

Orions Beethoven también dijo presente con su clásico estribillo «Toda la noche hasta que salga el sol». Ciro Flogliatta homenajeó a Pajarito Zaguri con “Chamuyando los Blues”. Además, volvió de Boxes “el Negro” Ale Medina, que esta genial y nuevo como para que Manal se junte pronto y nos deleiten.

Las figuras de la noche con un nivel que sorprendió a propios y extraños fueron Alma y Vida (la vos de Mellino es impresionante); Aquelarre con Lito Vitale (tienen cuerda para rato y podrían tocar donde y cuando quieran), mostrando que los tres son simplemente magníficos y con Lito le volaron la peluca a todo el Gran Rivadavia. Litto Nebia y un piano pueden hacer que con 4 hits el mundo se venga abajo. Maria Rosa Yorio tiene la frescura que supo tener en las bandas que formó como Los Desconocidos de Siempre, y PorSuiGieco, que volvió a reunirse ese mismo día (sin Charly al que de alguna manera podrían haberlo hecho venir ya que demuestra que estar bárbaro), luego de los pequeños y emotivos set de Nito Mestre, Leon y Porcheto.

El final fue a pura emoción cantando de la mano de León “Mariposas de Madera”. Todos los participantes se llevaron su Mariposa de Madera, algunos post morten (como Basoalto de Vox Dei), y diplomas por participar.

Así terminó esta noche a las 4 de la mañana y sintiéndome un privilegiado de haber viajado en el tiempo o no… Porque era tarde y tenía sueño y ya mi mente estaba bastante confundida.

Diego Trama

 

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Foo Fighters en Argentina y la odisea para volver a verlos

El show que «No One Knows»

Originalmente el título que iba a tener esta nota era “Foo Fighters y Queens of the Stone Age en Argentina”. De hecho este poderoso combo de bandas era el atractivo principal para comprar las entradas de su presentación en Velez. Porque si bien Foo Fighters es una banda lo suficientemente convocante, pero si le sumamos a Josh Homme y compañía en la previa el poder se duplica.

Sin embargo, cuando fuimos a las inmediaciones del estadio nos encontramos  con algo que no esperabamos: una organización que era un desastre, un TOTAL DESASTRE que nunca viví en los numerosos recitales a los que asistí en mi vida.

La entrada al campo era una doble fila (casi tripe) que era interminable y que avanzaba a paso Walking Dead monótono sin piernas. Eran fácil unas 15 cuadras de gente que llegaba hasta debajo de la autopista y parecía que nunca daba la vuelta. Y no había una sola persona de la organización (estaban todos reunidos boludeando literalmente en la entrada del estadio), sin policías (contamos 7 con toda la furia) y ni una condenada valla. Con el precio que pagamos inexplicablemente las únicas vallas estaban en la entrada y no cubrían más de 30 metros de longitud. Además había más vendedores de cerveza fría que gente de la organización.

En otras palabras, la organización para entrar al estadio fue tan deplorable que nos perdimos el recital de Queens of the Stone Age… E incluso pensamos que también nos perderíamos la presentación de Foo Fighters.

Hay que destacar la actitud de la gente que nunca perdió la cordura en semejante desastre organizacional, auto ordenándose para seguir la improvisada cola para entrar comiéndose toda su bronca. En el mientras tanto se escuchó el hit del verano “M.M. L.P.Q.T.P.”.  Y si tenías celular se podían ver los Twitts de lo que opinaba la gente al respecto, donde mencionaban que irían a Defensa del Consumidor por la estafa y mofándose del nombre del organizador “All Access”.

Llamativamente pasadas las 21hs, la fila adoptó un paso veloz hasta que finalmente pudimos entrar al estadio. Abriendo el interrogando de: ¿Por qué corno no iba a esa velocidad antes?

En fin, llegamos a entrar a la cancha de Velez a las 21:30hs, cuando Queens of the Stone Age ya había terminado. Perdiendo así parte del dinero que pagamos por ellos en la entrada y la posibilidad de escuchar al menos un mísero acorde de ellos, porque los teníamos a 10 insufribles cuadras de distancia mientras tocaban.

Foo Fighters en su «insane» último show de su tour

Ya dentro del estadio, la cantidad de gente que había en el campo desbordaba. Y se podía ver el tipo de público que fue a verlos. Mayormente gente de entre 25 y 35 años, entre quienes abundaban más las remeras de Nirvana que las de Foo Fighters.

Alrededor de las 21:45hs los Foo saldrían al escenario interpretando “Run” (tal vez la mejor canción de su último disco) y arrancando así un torbellino desenfrenado de clásicos. La sucederían rápidamente “All My Life”, “Learn to Fly” y “The Pretender”. Luego aparecería otra destacada de Concrete and Gold, “The Sky Is a Neighborhood”, para luego dar lugar a temas de Wasting Light (su mejor álbum a la fecha), como “Rope”, en una versión extendida por su improvisación instrumental, “Walk” y “These Days”. En el medio tocarían “Sunday Rain” con Taylor Hawkins como vocalista principal y una versión semi lenta de “My Hero”.

El Show después se tomaría un respiro para que Dave Grohl interactúe con la gente con todo su carisma y sus expresiones cómicas. Hay que decirlo Dave es un verdadero Rockstar que disfruta de lo que hace y que puede llegar a ser hilarante con sus salidas. Taylor lo segunda en ese sentido, siguiendo sus chistes, y es un personaje que no sé si disfruta más martillar su batería o hacerse el Freddie Mercury cantando. Justamente en este interín Dave presentaría a cada integrante del grupo, quienes improvisarían brevemente un par de temas de Queen como “Another One Bites the Dust” y “Love of My Life” para presentarse. Además de “Blitzkrieg Bop” de los Ramones y una extraña interpretación que tenía la base de “Imagine” en teclado, mientras Grohl cantaba “Jump” de Van Halen sobre la misma. Y para cerrar este impase Taylor se daría el gusto de cantar “Under Pressure”.

Y a modo agradecimiento Grohl improvisaría una canción que llamaría “Argentina I Love You”. Dave en ese sentido siempre destacaba la locura de la audiencia argentina y lo que le encantaba sus coreos y terminar su tour en este país por ese motivo.

Con “Monkey Wrench” (un himno del Punk Pop al igual que “Breakout”) retomarían su vorágine de clásicos hasta que finalmente tocarían “Best of You” para hacer a todo trapo su primer aparente cierre.

En el encore final interpretarían 3 canciones finales (en parte negociadas en pantalla mientras se los esperaba con entusiasmo). La primera “Dirty Water” con sus coristas que por momentos parecían desatinar, luego la enérgica “This Is a Call” para luego darle lugar a la inmortal “Everlong”.

Fue un muy buen recital de Foo Fighters, donde se pudo escuchar sus canciones más esenciales demostrando la buena forma del grupo. Y si bien fue algo traumática la previa (y siento que tengo una mufa con ellos porque la vez anterior que vinieron se llovió todo), su presentación taparía el mal trago vivido.

Persy

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Arcade Fire en Argentina: Festival de himnos de un peso completo

Pocas bandas nacidas en los últimos 20 años tienen el mérito de haber editado un disco tan excelente como Funeral y luego haber mantenido su forma a lo largo de los años. Y si bien este año lanzaron, Everything Now, su disco más decepcionante a la fecha, su nuevo álbum es una invitación a que hagan una gira para demostrar el esplendor de sus temas en vivo. Así que Arcade Fire retornaría  a la Argentina, esta vez encabezando el Line Up del Festival BUE en Tecnopolis en la primera fecha (en la segunda la atracción principal sería Gorillaz).

Luego de la presentación de El Mató a un Policía Motorizado en el escenario anexo de Tecnopolis, llegaría el turno de Arcade Fire de salir al escenario principal. La hora estipulada de salida y que debería ser respetada a rajatabla siendo un festival serían las 21:15hs. Pero los canadienses se tomarían sus minutos. Mientras tanto se podía ver la diversidad del público joven que fue a verlos: hippies, hípsters, gente «cool» con remeras de Joy Division, verdaderos fans con remeras de Arcade Fire (difíciles de encontrar en lo cotidiano), turistas y por supuesto público en general amante del rock y la buena música.

Alrededor de las 21:25hs, la salida de Arcade Fire sería anunciada de manera original como si fuese un combatiente de una pelea de Boxeo. De hecho el escenario estaba decorado con cuerdas de Ring. Así haría su entrada triunfal Win Butler (con campera de Jean que tenía bordada la bandera de Argentina) junto al resto de su numerosa banda que los hacía parecer un verdadero peso completo.

El ritmo de revival ochentoso del single de su último álbum, el homónimo “Everything Now”, sería el encargado de abrir el show generando un shock de alegría en los allí presentes. Inmediatamente lo sucedería tal vez el mejor tema de Arcade Fire, “Rebellion (Lies)”, en una versión acelerada acompañado por los coros del público. A partir de ese momento Arcade Fire armaría su propia fiesta entrelazando viñetas bailables de Reflektor como “Here Comes the Night Time” y de Everything Now tal es el caso de “Electric Blue” y “Put Your Money on Me”, combinados con himnos indiscutidos y atemporales de la banda como “No Cars Go” y “Neighborhood #1 (Tunnels)”, junto a momentos en los que pedían prender los celulares como “Neon Bible”. Tampoco faltarían los momentos de repasar a The Suburbs, con su canción que lleva el mismo el nombre y con “Ready to Start”, que en vivo suena sorprendentemente poderosa. “Neighborhood #3 (Power Out)” con todo su potencial enérgico sería la encargada de hacer un aparente cierre.

Pero faltaba más. En el encore, Arcade Fire interpretaría otra de su último disco con letra en pantallas,  “We Don’t Deserve Love”, y con Butler acercándose al público. La sucedería una especie de Reprise de “Everything Now” (un buen tema del que aparentemente el mismo grupo está enamorado) y para cerrar como no podía ser de otra forma la conmovedora e infaltable “Wake Up”. De “Wake Up” en vivo hay que decir que transmite una vibra que emociona como ninguna otra y el público así la acompaña coreándola con gusto. Recordemos que incluso U2 hace el cover de “Wake Up” por la energía que transmite en sus presentaciones.

Fue una muy buena presentación en la cual se puede ver las dos caras de Arcade Fire: su faceta seria, con sus himnos y clásicos de sus discos conceptuales; y la parte festiva  en la que entretienen con sus números bailables de sus dos últimos álbumes. Lo cierto es que Arcade Fire se transformó en un grande de la actualidad en todas sus dimensiones.

Persy

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Bon Jovi – Estadio de Vélez Sarsfield (16/09/2017)

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Como parte de la Gira This House is not For Sale, iniciado en los Estados Unidos en Febrero de este año, Bon Jovi se presentó en el Estadio José Amalfitani del Club Vélez Sarsfield de la Ciudad de Buenos Aires.

Casi cuatro años después de aquel recital que la banda liderada por Jon Bon Jovi brindó en este mismo escenario, el grupo se reencontraba con sus seguidores para presentar parte de su último material de 2016 y repasar algunos de sus mayores hits.

En una noche apacible y muy agradable y ante un público de variada edad pero mayoritaria de treintañeros, la banda de New Jersey salió a escena media hora más tarde de lo pactado abriendo el espectáculo con “This House is Not For Sale”, con  Tico Torres en batería, David Bryan en teclados, Hugh McDonald en bajo y Phil X en guitarra (éstos dos últimos confirmados  oficialmente como parte del grupo). Continuó “Raise Your Hands” del consagratorio disco Slippery When Wet de 1986 y luego de un breve saludo al público siguió “Knockout”, también del último material, para darle paso a “You Give Love a Bad Name”, el primer gran clásico, que tuvo a todo el estadio sonando al unísono en los coros.

“Lost Highway”, “We Weren’t Born to Follow” y “”I’ll Sleep When I’m Dead” continuaron con la lista (que no presentaría variantes respecto a la ofrecida en Santiago de Chile dos días antes), y “Runaway” con su inconfundible introducción volvió a trasladar al público en el tiempo al primer disco de 1984. “Someday I’ll Be Saturday Night” tuvo al carismático cantante al frente con la guitarra acústica y la versión de “Bed of Roses” sonando con el estribillo intercalando la versión en castellano, terminó de desatar la locura entre las fieles seguidoras.

“It’s My Life” de principios de milenio sacudió nuevamente al todo el Estadio que saltaba y coreaba con fuerzas, y luego “God Bless This Mess” mostraba en las tres pantallas gigantes imágenes de titulares periodísticos que cuestionaban la vigencia de Bon Jovi, a quien las diversas dificultades que tuvo que atravesar a lo largo de su extensa trayectoria, sirvieron como combustible para fortalecerse. Las pegadizas “Wanted Dead or Alive” y “Lay Your Hand on Me” teniéndolo casi como un predicador, dieron lugar al cierre del primer tramo del recital con “Bad Medicine”, uno de los más cantados de la noche.

En los bises “In This Arms”, la gran balada “I´ll Be There For You” y el mega clásico “Livin’ on a Prayer” parecían que cerrarían la presentación. Sin embargo, habría lugar para otros dos inmortales temas como “Theses Days” y “Keep the Faith” del Bonjo de los noventa, culminando una presentación de dos horas y media.

Se presentó una vez más en nuestro país una de las mayores bandas de rock de estadios, y a pesar de algunas cuestiones como el bajo volumen o la dificultad que por el final mostró Bon Jovi en los coros, el show fue muy sólido, entretenido y sobre todo afianzó la lealtad del público local con el estadounidense.

Piro

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Sting – Hipódromo de Palermo (04/05/2017)

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En el marco del 57th & 9th Tour, Sting se presentó en la ciudad de Buenos Aires en la que sería su séptima visita al país. Desde aquellos recordados espectáculos de 1988 con Amnesty International, el británico mantuvo siempre una atracción especial con el público argentino. En esta oportunidad el Hipódromo de Palermo propició de escenario para que el artista renovase sus votos de confianza con los miles de seguidores que se acercaron a disfrutar de sus temas.

Bajo una luna brillante, un cielo totalmente despejado y un clima muy agradable, el icónico Hipódromo transformó su fisonomía para darle  la bienvenida a los músicos que acompañarían a Sting. El mismísimo hijo del artista, Joe Sumner, ofreció una breve muestra de su irrefutable parecido vocal y postural con su padre, mientras que The Last Bandoleros, una banda oriunda de San Antonio, Texas, agradecía al público argentino por Manu Ginóbili y brindaba una entretenida antesala a lo que sería el ansiado espectáculo de Sting.

Con una figura envidiable y completamente descontracturado, Sting hizo su aparición a las 21.15 hs. mientras desde su bajo sonaban los acordes de “Syncronicity II” de su etapa con The Police. “Spirits in a Material World” sonó luego para darle paso a “Englishman in New York”, de su era solista y uno de los hits más cantados por el público. “I Can’t Stop Thinking About You”, primer corte difusión de su último disco, fue el siguiente tema que el británico decidió incluir en una  lograda lista de canciones que combinarían tanto los clásico de The Police, como los suyos propios de siempre.

A medida que avanzaba el espectáculo y los temas fluían, Sting demostraba su gran versatilidad para pasar de baladas como “Field of Gold” a temas más movidos como “Patrol Head” y retomar con los sonidos suaves como en “Down, Down, Down” o la bellísima “Shape of My Heart” que contó con el condimento emotivo de tener tanto a Sting cantando a dúo con su hijo, como al guitarrista Dominic Miller alternando acordes con su propio hijo, quien también formaba parte del repertorio artístico.

Luego “Messagge in a Bottle”, “Walking on the Moon” y “So Lonely”, alternados con una version de “Ashes to Ashes” a cargo de Joe Sumner, dieron lugar a uno los momentos más destacados con Sting combinando “Roxanne” con el clásico “Ain’t No Sunshine”.

Tras un brevísimo receso Sting regresó a escena con “Next to you” y el infaltable “Every Breath You Take”; para concluir su presentación en guitarra con “Fragile”. Una vez más Sting enamoraba a su fiel público argentino que fue testigo nuevamente de su gran profesionalismo y su enorme calidad musical.

Piro

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Guns N’ Roses en Argentina: El fin de la siempre eterna espera

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Un buen día mi archi hermano, Luquitas Bonjo, me dijo: “Vuelven los Guns”. Mi respuesta fue: “Vuelve Axl Rose con su propia banda bajo el nombre Guns N’ Roses, querrás decir”. “¡No, volvieron los verdaderos Guns!” me respondió. Y así fue. Axl, Slash y compañía lograron ponerse de acuerdo para juntar a la mayoría de los miembros originales de la banda, muy probablemente por cuestiones financieras, porque seamos realistas, no les estaba yendo tan bien por separado. La carrera de Slash en sus proyectos paralelos como Velvet Revolver y en solitario nunca supieron despegar. Mientras que Axl Rose nunca tuvo mucho éxito con su versión de los Guns N’ Roses y ahora se las rebuscaba como vocalista de AC/DC. Pero la vuelta de los Guns con su formación original era algo importante y muy esperado. Comparable con que los hermanos Gallagher hagan las pases y vuelva Oasis, o con que vuelvan los Redondos en la Argentina. Porque al final de cuentas “el todo es más que la suma de las partes”.

Los fanáticos así respondieron a la noticia de retorno, abalanzándose para comprar las entradas y llenar dos Estadios de River, el mismo escenario donde habían culminado su gira de 1993. Su nueva gira, llamada Not in This Lifetime, tendría como fechas de visitas a la Argentina el 1/11 en Rosario y el 4/11 y 5/11 en Buenos Aires. Nuestra asistencia a esta importante vuelta sería en el último de estos días.

Ya preparados arribaríamos a los alrededores del estadio con 2hs de tiempo antes del comienzo previsto para las 21hs. Nos recibiría una larga pero muy larga cola para acceder al campo, que llegaba hasta el fondo del Club Ciudad y luego daba la vuelta para volver a su punto original. En otras palabras, para quienes no conocen la ubicación, eran más de 20 cuadras de cola que avanzaba a paso tortuga. Un verdadero embudo que se le puede atribuir a los problemas de organización para meter a tanta gente en un único acceso de 3 metros de ancho. Por eso recién estaríamos dentro del estadio a las 21:15hs. La buena noticia es que tuve el privilegio de perderme a Airbag como banda telonera.

Con tanta gente afuera era evidente que el comienzo se demorara un poco. Mientras tanto se podía estudiar el tipo de público que fue a ver a los Gansos Rosas:

  • El 80% de los personajes de campo llevaban remeras negras.
  • El 70% de las remeras eran de los Guns, preferentemente con la portada de Appetite For Destruction.
  • Al fondo del campo se encontraban los que descansaban sentados en el piso, en el medio los padres de familia (que promediaban entre los 35 y 45 años) que fueron con sus hijos menores de edad y adelante los jóvenes irreverentes que querían poguear cerca de la valla.

Eran las 21:40hs cuando se apagaron las luces en el estadio. Era el momento de que la banda salga al escenario. Los celulares se alzaron para filmarlo, pero eran tantos que terminaban filmando el celular que tenían por delante. “It’s So Easy” sería el encargado de dar comienzo a esta esperada vuelta, seguido de “Mr. Brownstone” para hacer vibrar con las primeras sacudidas de energía al estadio. Desde entonces se podía comprobar que efectivamente eran los Guns los que estaban rockeando como si 23 años de espera no fueran nada. De hecho Axl, de quien los años hicieron estragos, estaba cumpliendo más que bien con su función como vocalista pese a tener la apariencia de una señora jubilada, con mezcla de Cherashny y Mickey Rourke. Y nuestro Tío Cosa con galera, Slash (con su musculosa que decía «Buenos Fucking Aires»), la estaba gastando como ninguno en guitarra. “Es el lírico del grupo” me comentaba Luquitas Bonjo.

La noche avanzaría y el Set List poco a poco empezaría a tomar la forma de un “grandes éxitos” en vivo. Entre ellos “Welcome to the Jungle” sería uno de los momentos más vibrantes en el público. La bienvenida a la jungla fue recibida con una revuelta poguera muy efusiva. Obligaría a Axl a pedir que por favor den un paso para atrás para que no aplastar a los que están más adelante. Situación similar se dio en “Sweet Child O’ Mine”, donde además se les sumaron los gritos más histéricos de las fanáticas más fervorosas de la banda. Luquitas Bonjo terminó aturdido por su culpa.

Estaban dando lo que fueron a buscar sus espectadores: un verdadero espectáculo de Rock. Y justamente en este punto me detengo, si hay algo que distingue a este grupo respecto de los otros de los ochenta es que siempre respetaron sus raíces e influencias, y no son una mera banda de Glam Metal que vive de la existencia de un Hit. Los Guns son una verdadera banda de Rock (o Hard Rock) que supo componer verdaderos clásicos.

En cuanto a sus integrantes, todos tuvieron su momento de gloria en la noche. No solo Slash con sus solos resaltándose el tema del Padrino en guitarra, también Duff McKagan interpretando su propia canción y hasta el baterista Steven Adler, quien apareció con camiseta argentina (demagogia pura) para interpretar “My Michelle”. De hecho, Rose se preocupaba mucho por presentar a la banda.

Mención aparte merecen los covers, no solo “Live and Let Die” y “Knockin’ on Heaven’s Door” inmortalizados como temas propios, sino también los nuevos. Interpretarían la versión instrumental de “Wish You Were Here”, con unos tímidos cantos del público, y “Sister Morphine” de los Stones, también instrumental y poco reconocida por la gente, como intro de “Patience”, dejando en claro que muchos Fans de los Guns deberían conocer más de otros grupos de Rock. Y ni hablar cuando tocarían “The Seeker” de los Who, creo que yo era el único infeliz que la cantó en todo el estadio.

Fue un muy buen concierto con un despliegue muy sólido de la banda y un gran repaso de temazos como “Civil War”, “November Rain” y “Paradise City” en el cierre. Los fanáticos más acérrimos también festejaron la inclusión de “Estranged” y “Coma” en su Set List. Por eso hay que celebrarlo, porque los Guns volvieron y la larga espera terminó.

Persy

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